Por María Celsa Rodríguez
Cuando el resultado de las elecciones presidenciales dió ganador a Mauricio Macri en Argentina, en el resto del continente parecieron renovarse las esperanzas.
Las encuestas están demostrando que el pueblo venezolano quiere decirle BASTA a Maduro. Si la oposición resulta ganadora de la mayoría en el Congreso este próximo domingo, nuevos aires soplarán sobre una Venezuela que está hambrienta de derechos y libertades, deseosa de una verdadera democracia, de restaurar sus instituciones y la república.
Cuando Macri dijo: “Vamos a exigir la liberación de Leopoldo López, y si Maduro no acepta vamos a reunir a los países de Mercosur para pedir que se ejecute la cláusula democrática… es lo que corresponde por los abusos en la persecución de los opositores y de la libertad de expresión… Las denuncias son claras, contundentes, no son un invento”.
Recordemos que existe una cláusula democrática del Mercosur que posibilita a suspender a un país socio en el bloque, que se apliquen sanciones comerciales e incluso el cierre de fronteras, en caso que este haya realizado actos que pongan en peligro el orden democrático.
El gobierno corrupto e ilegítimo de Maduro mantiene a Venezuela con altos índices de violencia, de inflación, de desabastecimiento, y con una justicia especialmente desprestigiada luego de la sentencia a Leopoldo López sobre la que el ex fiscal venezolano, Franklin Nieves, reveló que el acusado “es inocente de los cargos imputados”, y que toda la investigación en sí misma y las pruebas fueron falsas.
Ahora sintiéndose un pichón de Fidel Castro, Maduro amenazó diciendo: “Si el 6D gana la oposición, prepárense para un país en caos de violencia. Si eso sucediera, compañeros militares, me verán en la calle con ustedes. Jamás voy a recular, no voy a entregar la revolución”.
Con la mirada puesta sobre Mauricio Macri, a quien señala como uno de los que apuntaron sus críticas contra la revolución por la violencia ejercida sobre la oposición en plena campaña electoral. Críticas a las que se sumó Diosdado Cabello cuestionando al flamante presidente argentino cuando dijo: “¡No se meta con nosotros! Nosotros no nos metemos con nadie, pero no dejamos que nadie se meta con nosotros, señor Macri”. Y consideró que había ofendido al pueblo venezolano, cuando en realidad Macri está hablando de su antidemocrático gobierno porque persigue a los opositores y no respeta la libertad de expresión.
Salida de la boca del jefe de cartel de los soles, cualquier crítica es una falta de respeto al pueblo argentino. Parece que se olvida el Sr. Diosdado que Venezuela ha metido sus garras en los asuntos internos de Argentina muchas veces (¿se habrá olvidado de las valijas cargadas de dólares que enviaron a mi país en tiempos de Hugo Chávez? entre otras miles de injerencias más).
Macri desde su posición de presidente electo por el pueblo argentino, está legitimado a levantar su voz de repudio contra lo que está haciendo Maduro en su país, apoyado por personajes como Rafael Correa, el ya tres veces presidente populista de Ecuador, quien dijo al respecto que “no cabría aplicar esa cláusula contra Venezuela, ya que, guste o no, en ese país rige la democracia… y es un proyecto político que se ha cansado de ‘ganar’ elecciones”. Pero cuyos resultados siempre fueron muy cuestionados. Entonces me pregunto ¿qué democracia puede haber en un país donde rige el abuso, la impunidad, la violencia y el fraude electoral?.
Correa afirmó que “existe una campaña de desprestigio… y si algún presidente o país se cree árbitro del bien y del mal, en base a esas informaciones, sería muy grave, terrible”. Pero no se trata de una campaña de desprestigio, se trata de hacerle la vida imposible a los líderes de la oposición para limitar su fuerza, llevarlos a la cárcel o directamente asesinarlos como pasó con el líder opositor Luis Manuel Díaz – asesinato que fue condenado hasta por la politizada OEA – ¿O acaso ordenar que milicias armadas abran fuego sobre cualquier marcha contraria al oficialismo es democracia?
Asimismo la Organización de Estados Americanos (OEA) a través de su secretario general, Luis Almagro, le envió una misiva a Tibisay Lucena, la jefa del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela donde exponía en detalle todas irregularidades y abusos de las que el gobierno es cómplice silencioso. Asegurando que las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre “no están garantizadas al nivel de transparencia y justicia electoral que usted desde el CNE debería garantizar”. Por su parte líderes del mundo también levantaron sus voces y así, Hillary Clinton, el secretario general del Consejo de Europa, Thorbjørn Jagland; David Cameron, Mariano Rajoy y el ex-presidente de Chile, Ricardo Lagos, expresaron su preocupación por la violencia existente en la campaña electoral.
Como una película que despierta aceptación y repudio, hay un debate abierto sobre estos gobiernos socialistas del siglo XXI, con sus falencias muy marcadas, con sus gobernantes muy ricos y sus pueblos muy pobres.
Sin su cómplice Cristina Kirchner en el gobierno, Maduro se siente que ha perdido una aliada que siempre le palmeó la espalda. Y tal es así que envió a sus hermanas a visitar a la presidente antes que el 10 de diciembre deje el gobierno. Según el periodista argentino Gabriel Bracesco que informó a través de su cuenta en Twitter:
“El viernes llegaron dos hermanas de Maduro Visitaron a CFK en Olivos y se fueron el sábado en el avión Embraer de la empresa Conviasa matrícula YV 3016. Viajaban ellas y “cosas”, si bien la visita no ha sido informada por ninguno de los dos países. “La versión del periodista relata que ambas venezolanas salieron de Argentina “cargadas de cosas””.
Mientras muchas preguntas se nos cruzan a todos, la que más nos preocupa es ¿de qué cosas iban cargadas las hermanas de Maduro que no podían enviarlas por encomienda?, y ¿porque eran tan importante y “secretas” ya que “no pasaron por el control de la Aduana”?, según indica la fuente periodística.
Fiel a su estilo, en un acto nocturno sabatino en la ciudad de Maracaibo, Maduro arremetió contra Macri diciendo que “el pueblo de Argentina está listo para luchar contra el gobierno del presidente electo de ese país… Lo que les corresponde es reconocer a la Revolución Bolivariana y reconocer los resultados del 6 de diciembre, y dejar de conspirar y apoyar a los grupos extremistas de derecha”.
Esto se suma a las palabras de Cabello que días atrás dijo: “Nosotros aquí en Venezuela decidimos ser libres, soberanos e independientes con Chávez y la revolución bolivariana”. Revolución que los Kirchner siempre apoyaron y hasta buscaron el modo de imitarlos en muchos puntos. Un país en que la libertad está quebrada y es reclamada en cada esquina.
Un gobierno que tiene la ilusión que si algo se ignora ya no existe, pero lamentable está ahí, como una piedra gigantesca y quieta en medio del camino.
Esa hermandad gestada entre los pueblos de San Martín, de Perón y ahora, de los Kirchner, para el chavismo parece haberse terminado, ese lazo entre “el kirchnerismo, el Diosdado-Madurismo y el Castrismo de Cuba” que fomentó negocios oscuros, donde las valijas de dólares y las drogas ilegales eran las protagonistas y que nos trae a la memoria el caso de Alejandro Antonini Wilson cuyo enorme cargamento de dinero en efectivo estaba destinado a financiar la campaña electoral de Cristina Kirchner.
Cuando el domingo 22 vimos a la esposa de Leopoldo López junto a Mauricio Macri festejando el triunfo electoral, sabíamos que Argentina se alejaba del chavismo. Las palabras escrita en el twitter por Lilian Tintori lo reflejan: “Hoy venció la esperanza en Latinoamérica y su próximo destino es nuestra amada Venezuela!” despertaban la posibilidad que el cambio podía ser realidad. Ella encendió la llama de la esperanza y la contagió en cada venezolano que sueña con el despertar de otro país: “Hoy la Argentina hizo posible lo imposible. ¡En Unidad juntos también lo vamos a lograr!”… “Sí se puede Venezuela”, gritó Tintori.
Claro que se puede, ya no hay una chequera extendida desde el país de Bolívar sino la decisión soberana de cambio de nuestros pueblos, porque una nueva Venezuela es posible!
* Fuente: HACER